A las tinieblas se llevaron mis palabras y a veces las busco, tendiendo mis oídos al silencio. El silencio escucha burlándose. Él y yo ya lo sabemos: las palabras no volverán.
Todas las palabras del mundo, en todas las lenguas, formulaciones y acepciones ya fueron dichas. Se han conformado en miles, millares de bocas y cerebros, todas ellas. No me han dejado ninguna.
Las tinieblas me recortan del espacio de los otros y a su vez sin embargo me dan fuerza. Una fuerza que desconozco y que no comprendo.
Siempre el abismo. Me atollo en mis horribles ruidos y callo.
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